17.6 LEE LA SECCIÓN

Precepto 17-2: Sé Competente: Aprende

17. SÉ COMPETENTE.1

17-2. Aprende.

¿En alguna ocasión alguien tuvo información falsa sobre ti? ¿Esto te causó problemas?

Eso te dará una idea del caos que puede causar la información falsa.

También podrías tener información falsa sobre otros.

Separar lo falso de lo verdadero conduce a la comprensión.

Existe mucha información falsa. La fabrican personas con malas intenciones para lograr sus propósitos. Parte de ella viene de la simple ignorancia de los hechos. Y puede obstaculizar la aceptación de información verdadera.

El proceso principal del aprendizaje consiste en inspeccionar la información disponible, separando lo verdadero de lo falso, lo importante de lo que no lo es, y llegar así a conclusiones propias que se pueden aplicar. Al hacer esto, se avanza mucho en el camino a ser competente.

La prueba de cualquier “verdad” es si es verdad para ti. Si cuando recibes un conjunto de datos, aclaras cualesquiera palabras malentendidas en eso y analizas la situación, pero aún así la información no parece ser verdadera, entonces no lo es en lo que a ti respecta. Recházala. Y, si lo deseas, profundiza más y concluye cuál es la verdad para ti. Después de todo, eres quien deberá emplearla o no, quien deberá pensar o no con ella. Si aceptas a ciegas “hechos” o “verdades” sólo porque se te dice que debes aceptarlos, “hechos” y “verdades” que no te parecen verdaderos o que te parecen falsos, el resultado final puede ser desdichado. Es el callejón que lleva al basurero de la incompetencia.

Otro aspecto del aprendizaje sólo exige memorizar datos: como la ortografía de las palabras, tablas y fórmulas matemáticas, la secuencia en que se deben oprimir algunos botones. Pero aun en la simple memorización, se debe conocer el propósito del material, y cuándo y cómo emplearlo.

El proceso de aprendizaje no es sólo apilar información sobre más información. Es alcanzar una nueva comprensión y mejores maneras de hacer algo.

De hecho, los que progresan en la vida nunca dejan de estudiar y aprender. El ingeniero competente se mantiene actualizado; el buen atleta revisa continuamente los avances en su deporte; todo profesional tiene a su disposición muchos libros de texto y los consulta.

El nuevo modelo de batidora de huevos o de lavadora, el automóvil del último año, todos exigen algo de estudio y aprendizaje antes de que alguien pueda manejarlos en forma competente. Cuando esto no se hace, el resultado son accidentes en la cocina y montones de chatarra ensangrentada en las carreteras.

Es muy arrogante el que cree que ya no tiene nada que aprender en la vida. Es un individuo peligrosamente ciego el que no puede deshacerse de sus prejuicios e información falsa, y reemplazarlos con hechos y verdades que podrán ayudarlo mejor en su vida y en la de todos los demás.

Existen formas de estudiar de tal manera que uno realmente aprenda y pueda emplear lo que se aprende. En pocas palabras, debes tener un maestro y/o textos que sepan de lo que tratan; debes aclarar todas las palabras que no entiendas por completo; consultar otras referencias y el escenario del tema; debes encontrar la información falsa que pudieras tener: separar lo falso de lo verdadero tomando en cuenta lo que ahora consideras verdad. El resultado final será certeza y el potencial de ser competente. De hecho, puede ser una experiencia tan resplandeciente y satisfactoria como escalar una montaña peligrosa a través de zarzas, hasta llegar a la cumbre para descubrir una visión nueva de todo el amplio mundo.

Para sobrevivir, una civilización debe cuidar los hábitos y habilidades de estudio en sus escuelas. Una escuela no es un lugar donde se envía a los hijos para que no estorben durante el día. Sería un gasto extremo si sólo tuviera esa finalidad. Tampoco es un lugar donde se fabrican loros. La escuela es donde debemos aprender a estudiar y donde los jóvenes pueden prepararse para hacer frente a la realidad, aprender a manejarla competentemente y estar preparados para hacerse cargo del mundo del mañana, el mundo en que los que ahora son adultos estarán en su edad madura o en su vejez.

El criminal empedernido nunca aprendió a aprender. Repetidamente, los tribunales han tratado de enseñarle que si vuelve a cometer un crimen, regresará a prisión. La mayoría vuelve a cometer el mismo crimen y regresa a prisión. De hecho, los criminales son la causa de que se aprueben cada vez más leyes: el ciudadano decente es el que las obedece; los criminales, por definición, no lo hacen: los criminales no pueden aprender. No existen órdenes, indicaciones, castigos o coacción que puedan lograr algo en un individuo que no sabe aprender y no puede hacerlo.

Una característica del gobierno que se ha vuelto criminal (como ha sucedido algunas veces en la historia) es que sus líderes no pueden aprender; los archivos y el sentido común pueden decirles que el desastre sigue a la opresión; sin embargo se necesitó una revolución violenta para resolver esto o una Segunda Guerra Mundial para deshacerse de un Hitler y esos fueron sucesos muy desdichados para la Humanidad. Esas personas no aprendieron. Se deleitaron con información falsa. Rechazaron toda evidencia y toda verdad. Fue necesario destruirlas.

Los dementes no pueden aprender. Impulsados por intenciones malignas que están ocultas, o al estar oprimidos más allá de su habilidad para razonar, los hechos, la verdad y la realidad están muy por encima de su realidad. Personifican la información falsa. En realidad no percibirán ni aprenderán o no pueden percibir ni aprender realmente.

Una multitud de problemas sociales y personales surgen de la inhabilidad para aprender o de negarse a hacerlo.

La vida de algunas personas cercanas a ti se ha descarriado porque no saben estudiar, porque no aprenden. Es probable que puedas pensar en algunos ejemplos.

Si no podemos hacer que quienes nos rodean estudien y aprendan, nuestro trabajo puede ser más difícil y excesivo, y nuestro potencial de supervivencia puede reducirse mucho.

Uno puede ayudar a otros a estudiar y aprender si tan solo pone a su alcance la información que deberían tener. Uno puede ayudar con sólo reconocer lo que han aprendido. Uno puede ayudar apreciando cualquier demostración de mayor competencia. Si lo desea, puede hacer algo más: es posible auxiliar a otros ayudándolos, sin discutir, a descartar información falsa, ayudándolos a encontrar y aclarar palabras que no hayan entendido, ayudándolos a encontrar y resolver las razones por las que no estudian ni aprenden.

Como la vida es, en su mayor parte, ensayos y errores, en lugar de reprender a quien comete un error, averigua por qué lo cometió y ve si puede aprender algo de él.

En ocasiones te podría sorprender que con sólo hacer que una persona estudie y aprenda seas capaz de desenredar su vida; estoy seguro de que puedes pensar en muchas maneras de hacerlo. Y creo que encontrarás que las mejores son las que incluyen bondad. El mundo ya es suficientemente brutal para las personas que no pueden aprender.

  1. 1. competente: capaz de hacer bien aquello a lo que uno se dedica; diestro; hábil para hacerlo; que está a la altura de las exigencias de sus actividades.
  2. 2. incompetencia: carecer de conocimientos, destrezas o habilidades adecuados; inexperiencia; incapacidad; que puede cometer errores o equivocaciones importantes; torpeza.
  3. 3. practicar: ejercitar o ejecutar repetidamente para adquirir o pulir una habilidad.